miércoles, 26 de enero de 2011

Un guiño hacia Asia

 El acuerdo de importación de conservas desde Nueva Guinea abre las puertas a Asia, de este mercado.

 Bruselas ha ratificado el acuerdo de asociación provisional con Papúa Nueva Guinea que al eliminar los aranceles sobre la importación, podrá ejercer de intermediario y almacén de los productos en conserva asiáticos. A lo que hay que sumar los recortes en las cuotas pesqueras desde la "capital" europea. Esta política, encaminada a la preservación y regeneración del Marenostrum y resto de aguas territoriales de la Unión, está ahogando en tierra a los marineros, sus familias y a la industria que tanto tiempo ha estado instalada cerca de nuestras costas. A largo plazo puede generar mucho más daño del que se cree. Muchas familias, comercios y empresas dependen de esta fuente de ingresos.

¿Se convertirá la "lata" española en un producto de lujo, por no dar la lata?¿Será un bien producido aquí y que apenas se disfrutará en territorio nacional como ya pasa con gran parte de la fruta?

Pero hay que ver quién está detrás de la industria de Papúa en este sector marítimo, y nada más y nada menos que CHINA. (Si escrito en mayúsculas). Salvadora y guardián del sistema capitalista y su principal opositora. Con su dinero nos salvan, bueno, salvan a bancos y gobiernos de la ruina y el caos. Se hacen con nuestra deuda que a plazo les rentará con muy grandes intereses (hay que decir que saben comprar) y por otro lado consiguen parte de nuestro sistema productivo. No es el único país que está pero si uno muy importante y como no, dentro del grupo de los beneficiados: EE.UU.


Por otro lado tenemos las condiciones laborales que se tendrá en las fábricas, no creo que sean muy distintas que las de otras grandes multinacionales que gracias a eso aumentan beneficios hasta cotas incaculables. ¿Se respetarán los derechos de los trabajadores, lo pedirá la UE como garantía?¿Se cuidará de la sobreeplotaciónd e las aguas de la que tendrán que comer nuestros hijos?¿Y la calidad a la que se nos tiene acostumbrados con el distintivo CE?¿Vale la pena un cambio tan radical si no conllevará un disminución de los precios al consumo del mismo producto o una verdadera ayuda a un país en vías de desarrollo? Muchas preguntas, pocas respuestas. Por desgracia así nos dejan muchas leyes de nuestra supranacionalidad que no son acordes con los intereses de Europa, sino de unos pocos europeos o de nuestros acreedores.

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