El rescate de Irlanda hecha más leña a los problemas en la Eurozona
Si a mediados de este año la Eurozona y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acudían al rescate de Grecia con un préstamo de 110.000 millones de euros por la irresponsabilidad de su Gobierno al maquillar el elevado déficit de las cuentas públicas, ahora le ha tocado el turno a Irlanda.
Considerado como el “Tigre Celta” por sus elevadas tasas de crecimiento económico en los últimos años ahora los excesos le están pasando factura. Al igual que España, Irlanda ha vivido una época dorada bajo una burbuja inmoviliaria irreal y un crecimiento excesivo de su sistema bancario para dar cobertura a la gran cantidad de créditos pedidos. El problema es que la crisis ha hecho caer la construcción y con ello ha arrastrado el empleo y ha aumentado el número de impagos a los bancos.
El Gobierno inyectó 45.000 millones de euros en las entidades con problemas en 2009 para intentar salvar la situación, pero esta medida elevó el déficit público hasta el 32% del PIB. Además, el paro provocó una brusca caída de los ingresos fiscales ya que los tributos e impuestos en el país están muy por debajo de la media europea.
En este sentido, al gobierno de Brian Cowen se ha visto en la obligación de pedir ayuda no solo para salvar su sistema bancario, como se creía al principio, sino para salvar la economía en su totalidad. Ante este anuncio, Bruselas y el FMI ha negociado con el país un plan de rescate que ascenderá a 85.000 millones de euros y le han exigido un plan de ajuste.
Los irlandeses serán los que tendrán que pagar los platos rotos de su sistema bancario. El plan prevé un ahorro de 15.000 millones de euros en los próximos cuatro años bajando las prestaciones, reduciendo los servicios públicos y elevando la presión fiscal sobre los trabajadores.
Destacan el recorte de un 12% del salario mínimo, la subida del IVA hasta un 23% en 2014 y el incremento progresivo de la edad de jubilación hasta llegar a los 68 años en 2028.
Aunque es difícil determinar si detrás de Irlanda le seguirán Portugal y España, lo cierto es que Europa no está pasando por su mejor época y está sufriendo los excesos de las épocas de bonanza. En este caso, el refrán se cumple a la perfección: “la avaricia rompe el saco”.
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